Los amigos de lo ajeno han dado con el hormigón en Paterna. La medida antirrobo iniciada por el Ayuntamiento, hace ahora dos años, ha logrado reducir drásticamente la cantidad de material sustraído en un 90%, al ser mucho más compleja la extracción.
La decisión de reforzar con hormigón las arquetas de las instalaciones del alumbrado público ha provocado que los ladrones «tengan que acceder por otros puntos más complicados, por ejemplo, desde la trampilla de la propia farola. Si antes se llevaban 5.000 metros de cable de cobre, ahora se llevan 500», recalcan fuentes de la corporación.
Sin embargo, el 'refuerzo' afecta a los ladrones pero también a los operarios que tienen que reparar luego los desaguisados delictivos.
«Es una medida que está resultando mucho menos productiva para los asaltantes pero también complica las labores de reparación y sustitución, ya que así se triplican las horas de trabajo necesarias para resolver el problema».
La brigada de obras municipal tarda más tiempo en reparar los destrozos y, por tanto, en volver a restablecer el servicio.
Menos gasto
La medida no es, por tanto, perfecta pero está logrando bajar «sensiblemente los costes en material». También tiene un efecto disuasorio porque la eficacia en los asaltos está menguando. Sin embargo, este sistema no ha acabado con los robos de cable, ni mucho menos. Todo el extra radio de Paterna, las áreas industriales y, en especial, el barrio de La Coma Mas del Rosari siguen siendo las zonas predilectas por los ladrones, al aglutinar el mayor número de incidencias registradas.
Además, los ladrones, antes algo más selectivos, «se están llevando hasta los cables de las tomas de tierra de los sistemas, lo que supone un verdadero peligro. En estos casos no salta ninguna alarma ni aviso pero el riesgo de electrocutarse es elevado. No sólo para los ladrones, también para los operarios que puedan acudir a una reparación posterior de una instalación en ese estado», recalcan desde la corporación.
En algunos casos, los asaltantes «ni siquiera logran llevarse un botín, porque no pueden acceder a la instalación, pero los daños que dejan a su paso son siempre importantes».
Paterna lleva años padeciendo multitud de ataques a todo tipo de instalaciones urbanas. En poco más de tres años, el robo de cable se ha llevado por delante más de setenta kilómetros de instalaciones eléctricas. Con este material sustraído se podría haber cubierto el trayecto entre Valencia y Requena, por ejemplo. Una considerable distancia 'delictiva' que obligó a la corporación paternera a tomar medidas urgentes. Así, además del hormigonado de las arquetas, los operarios municipales también iniciaron la colocación de bisagras especiales que dificultan la extracción de rejillas y trapas. El año pasado 'volaron' más de medio millar de estos elementos que es muy fácil encontrar en el sistema del alcantarillado, por ejemplo.
En todo este tiempo, Paterna ha tenido que reemplazar el alumbrado entero de plazas, jardines, rotondas, dependencias municipales, carreteras, cruces, zonas de aparcamiento y hasta de instalaciones deportivas como el campo de fútbol o el cementerio. Los robos de cable han crecido al abrigo de la crisis económica y la reparación y sustitución de estas estructuras ha costado a las arcas paterneras más de 177.000 euros.
El material dañado y robado también ha ido aumentando en variedad. Mangueras, cables, bombillas, cajas, porta fusibles, portillas, bases, proyectores y hasta halógenos han sido 'pasto' de los amigos de lo ajeno.