La jueza que investiga el accidente de Metrovalencia que en julio de 2006 costó la vida a 43 personas y provocó heridas a otras 47 más ha citado a declarar como imputados a tres directivos de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) que participaron en 1999 en el proyecto de colocación de balizas de control de velocidad en la Línea 1.
   De esta forma, la jueza estima parcialmente un recurso de la acusación, aunque limita a tres las personas llamadas a declarar como imputados de las seis que habían sido solicitadas. Los representantes del ministerio fiscal se habían adherido a la petición. Los imputados, que declararán en junio, son el director de Explotación, Vicente Contreras el director técnico, Francisco García, y el jefe de la DIEC, Francisco Orts.
   La magistrada, que reabrió la investigación por orden de la Audiencia provincial, señala en un auto con fecha de cinco de mayo, que se ve "necesariamente vinculada" a lo ordenado por este tribunal, que acordó el pasado mes de enero que se pidiera a FGV que informara sobre las personas que, en la fecha del accidente, eran responsables de revisar periódicamente y decidir la ubicación y características técnicas y de funcionamiento de las balizas de limitación de velocidad instaladas en el tramo de Plaza España a Jesús de Valencia, donde se produjo el accidente.
   La jueza, en un auto contra el que cabe recurso en un plazo de cinco días, ha fijado la declaración de Orts para el 17 de junio de García, para el 24 y de Contreras a las 26, todos ellos a las 16.00 horas. La instructora Nieves Molina acuerda su citación a través de FGV.
   En estos casos, la petición de imputación partió de la declaración de uno de los testigos que, en relación con la programación de la baliza 1680, consideró que se había producido un error de programación y que su planificación fue "determinante" en el descarrilamiento y vuelco de la UTA por considerar "insuficientes" las medidas de protección de la curva mediante una señalización visual, además de entender que se hubiera podido proteger adecuadamente con la programación de otra baliza.
   La magistrada expresa sus "dudas" de acceder a la petición sin vulnerar el principio de seguridad jurídica ya que considera que esto ya ha sido objeto de debate y se resolvió por la Audiencia todo lo referente a la baliza 1680 y a su programación. En este sentido, cita un informe del perito judicial que entendió que la baliza sí que funcionó para la finalidad a la que atendía y que reiteró que no estaban programadas para proteger la curva.
   Este perito sostuvo que si la 1680 hubiera sido programada a 60 kilómetros por hora, hubiera frenado el tren que no habría descarrilado. La jueza afirma que estas cuestiones fueron en su día abordadas y resueltas "aún cuando se puedan plantear nuevas hipótesis de cómo podía haberse evitado el trágico suceso, como la nueva idea introducida por la parte de haber limitado la velocidad de entrada al andén a 20 km/h en vez de los 40" establecidos con carácter general.
   Al respecto, explica que de esta forma se lleva al punto común de que "no se previó cuando se acordó por la administración ferroviaria la colocación de balizas en la Línea 1 la protección de los puntos de limitación de velocidad preestablecidas", respondiendo la colocación de las balizas a los parámetros que salieron a licitación.
"NECESARIAMENTE VINCULADA" A LA ORDEN DE LA AUDIENCIA
   No obstante, recalca que la Audiencia ya resolvió estas cuestiones y se pronunció sobre el correcto funcionamiento de las balizas y que la función era la de garantizar el límite máximo de velocidad del tren de 40 kilómetros por hora a su paso por la estación". A su juicio, ello sería suficiente para rechazar la petición, pero dice que está "necesariamente vinculada" a lo ordenado por la Audiencia a la hora de reabrir la investigación, que decidió pedir esa información sobre las balizas a FGV.
   Esto le lleva a entender que la Audiencia "entiende que no existe obstáculo procesal para volver a incidir sobre cuestiones debatidas y resueltas relacionadas con la colocación y ubicación de las balizas así como la ausencia de una de ellas que controlase la velocidad del tren en la entrada de la curva".
   En esta línea, añade que, al no decir si esas personas deben ser oídas como testigos o imputados, le lleva a pensar que se desprende que el tribunal "entiende que aquellos pueden ser responsables penalmente a título de imprudencia" de los hechos investigados.
TRES IMPUTADOS MÁS DENEGADOS
   Las acusaciones había pedido además la imputación del jefe de Mantenimiento de Instalaciones Fijas de FGV el interlocutor de Siemens en el proyecto originario de colocación de las balizas y el jefe de Mantenimiento de Señalizaciones y Comunicación de la empresa pública.
   Sin embargo, de acuerdo con la magistrada, en el caso de la compañía alemana, entiende que no es posible, con carácter indiciario, imputar hechos de relevancia delictiva a la persona cuya declaración solicitada ya que se encargó de ofrecer la tecnología que demandaba la administración ferroviaria alemana.
   Sobre los otros dos directivos, apunta a que la petición no puede ser estimada porque no existe indicio alguno de que la baliza 1680 "no funcionase correctamente" atendiendo a su funcionalidad, según ha quedado expuesto "una y otra vez en diversas ocasiones a lo largo del procedimiento" en el Informe Técnico Policial, el perito y el informe de Siemens, ni tampoco consta ninguna deficiencia de mantenimiento, ni que en el cometido de esas personas estuviera el de decidir la programación de las balizas.