Josele Sánchez (Bunyol-Valencia, 1964) ha investigado tanto durante los dos últimos años sobre Santiago Carrillo que su despacho (“la fábrica” como él le llama) está repleto de pilas de folios amontonados con anotaciones y subrayados en color fluorescente y de libros ordenadamente desordenados en cuyos lomos coincide un apellido: Carrillo. No es historiador pero dice que se ha convertido en una de las personas del mundo que más sabe sobre Santiago Carrillo y debe ser cierto si sumamos todas las horas que ha  dedicado a su estudio. Acaba de publicar la novela “Con la piel de cordero” y desde el mismo día de su aparición lidera el ranking de ventas en la plataforma AMAZON.
¿Mató de verdad Carrillo a su primera mujer?
No lo digo yo, lo dijo Enrique Líster y así iba a ser publicado en su libro “Así destruyó Carrillo al PCE” pero el editor de Planeta, José Manuel Lara no se atrevió a publicarlo porque recibió presiones de la Casa Real. Son afirmaciones de Líster que contó cómo la estranguló con sus propias manos y cómo fue enterrada clandestinamente en el chalet que Pasionaria tenía en París.
Los hechos que atribuye a Carrillo en su novela resultan escalofriantes.
Es que la vida de Santiago Carillo es así, escalofriante, tenebrosa, sádica. Fue un sanguinario, un asesino, un torturador, un ser absolutamente despreciable. La historia habrá de hacer justicia y estoy convencido, que más pronto que tarde, el pueblo español sabrá quién fue ese tremendo hijo de puta llamado Santiago Carrillo.
Pues a su muerte, el Rey Juan Carlos I dijo de él  que "fue una persona fundamental para la Transición y la Democracia y muy querido".
Muy querido para el rey no me cabe duda. De hecho fue la monarquía quien impidió que se conociera el auténtico pasado de Carrillo. Cuando aún era príncipe el Borbón inició conversaciones con Carrillo que terminaron en un intercambio de cromos. Tú no me sacas a tu medio millón de militantes clandestinos a las calles y yo te tapo a ti las vergüenzas.  Las vergüenzas que incluían miles y miles de asesinatos.  Y ese pacto llegó hasta el último de los días de Carrillo. Así que no me extraña  que para el monarca resultara un ser muy querido. Pero para los familiares de los miles de muertos asesinados por orden de Carrillo, para los familiares de los 202 militantes del propio Partido Comunista de España asesinados por orden de Carrillo no creo que, de saber quién fue el auténtico responsable de sus muertes, estuvieran tan emocionados con el venerable ancianito.
Usted revela en “Con la piel de cordero” esos 202 militantes comunistas que afirma fueron asesinados por Carrillo.
Que fueron asesinados por orden directa suya y, lo que es peor, que figuran en su gran mayoría como victimas de la represión franquista. Prefiero no adelantarle información, yo vivo de vender libros y lo que quiero es que la gente compre la novela y compruebe cuanto allí se dice.
¿Cuánto tiene “Con la piel de cordero” de novela y cuánto tiene de historia?
“Con la piel de cordero” tiene todo de novela, yo no soy historiador, soy novelista. Pero mi novela es una novela histórica tanto en cuanto relata fielmente determinados  acontecimientos ocurridos durante una época. Yo pinto el cuadro pero los personajes están ahí: mi misión es reconstruir un ambiente, una época y unos personajes y hacerlo de manera atractiva para el lector que, además, está adentrándose en una narración clásica, con historias de amor y de desamor, con un personaje que toca el cielo y que besa el infierno, con planteamiento, nudo y desenlace.
Sin embargo las críticas más duras a su novela le han llegado de lo que podríamos considerar la derecha mediática. ¿Cómo se explica eso?
Bueno, la verdad es que me están pegando hostias por todos los lados lo que me reafirma en que la novela es buena. En primer lugar me atacan por pura envidia. España es el campeón mundial en eso de que se te coman los demonios por el éxito del prójimo. Yo, un donnadie que saca una novela contra viento y marea, con una editorial de segunda división, sin medios promocionales, sin agente literario, sin padrinos y sin voceros y resulta que me coloco el número uno de ventas en AMAZÓN. Sólo por eso ya están justificadas muchas de las críticas. Las otras. Sí, es verdad que se me ha criticado bastante más desde la derecha. Pero es que la derecha de este país sigue siendo cavernícola. Les jode que yo no sea anticomunista. Les saca de quicio que para mi Franco no sea el bueno de la película. Pero es que yo lo que soy es anticarrillista. Los combatientes más honestos y valerosos del bando republicano eran los militantes comunistas que ninguna culpa tuvieron de ser liderados por una panda de cuatreros miserables.
¿De verdad no teme a la reacción de la familia Carrillo?
Yo temo a un cáncer de páncreas, a que pudiera pasarle algo a mi hija, a que mi mujer me dejase de querer. Pero a que se querellen los hijos de Carrillo no le tengo ningún miedo. Es más, los hijos de Carrillo me dan lástima, Tiene que ser muy duro levantarte todos los días sabiéndote hijo de un asesino, sabiéndote sangre de la sangre de un sádico torturador, vamos literalmente lo que es castellano se dice ser un hijo de puta. Eso si que debe ser un tormento.
¿A qué achaca usted el éxito de su novela?
Pues no lo sé, la verdad, si fuese creyente le diría que Dios había sido justo pero desgraciadamente no creo. Pero merecerlo lo merezco más que nadie. He trabajado como un cabrón durante dos años y medio, entraba en “la fábrica” a las 5 de la madrugada y salía a las 11 de la noche. Nadie se atrevía, si quiera a interrumpirme.  Y además de la cantidad de trabajo creo que está la calidad. Yo no tengo abuela, ya están otros para ponerme a caer de un burro. Además de todo eso escribo de puta madre. No sé si serán esos los ingredientes del éxito inicial de la novela, ojo inicial porque acabamos de empezar y ahora puede seguir creciendo o irse a tomar por el saco. Supongo que también le gusta a la gente mi incontinencia verbal, e incluso mi puntito de mala leche.
Se parece bastante usted al protagonista de la novela, a Marcos Larrazábal, un periodista de raza, con una personalidad arrolladora que busca la verdad enfrentándose a quien haga falta.
Que va, eso quisiera yo, Marcos Larrazábal es, acaso, el periodista que a mí me hubiese gustado ser, yo creo al personaje y le doto de todas las características que me parecen encomiables en un tipo que se viste por los pies.
¿Y después de “Con la piel de cordero” qué, seguirá Marcos Larrazábal, acabará siendo un personaje como Pepe Carvalho, comenzará una saga de novelas en las que el investigador es un periodista en lugar de un detective?
No tengo ni idea de lo que haré después. Ahora estoy en plena vorágine promocional, entrevistas, presentaciones, firmas de ejemplares y después vienen las ferias del libro. Hasta abril o mayo no habré terminado y soy incapaz de hacer dos cosas al mismo tiempo. Le juro que estoy cansado de “Con la piel de cordero”, o mejor de Carrillo, estoy de Santiago Carrillo  hasta las narices, tengo muchísimas ganas de olvidarme de este pájaro para siempre. Respecto a si seguirá o no la saga no le puedo responder. ¿Usted sabe si al final Marcos Larrazábal acaba vivo o muerto en mi novela?, porque yo no lo sé y soy el que ha parido al personaje. Ya veremos, en cualquier caso Pepe Carvalho es un personaje inimitable: Vázquez Montalván era un genio.
Ponemos fin a la entrevista. Josele ha tomado tres cafés cortos y cargados durante nuestra plática y he contado que fumaba hasta seis cigarrillos de liar que lleva ya preparados en una coqueta pitillera. Me ha impresionado su mirada Y su desparpajo. Otros creerán que es arrogancia. A mi me ha sabido ha magnetismo. Nos levantamos y nos despedimos de Josele Sánchez. Aprieta la mano fuerte, no sé si eso querrá decir algo.
maria
Entrevistador (no veo tu nombre):
Corrige la errata de la penúltima línea. Has puesto "A mi me ha sabido ha magnetismo" y sobra la hache.
De nada.