El Papa Francisco canonizó este miércoles al P. José Vaz, primer santo de Sri Lanka, quien es ejemplo de cómo se evangelizan las periferias, de obediencia a la Iglesia y de que el verdadero culto a Dios no lleva a la violencia, sino al respeto a la vida, la dignidad, la libertad y al compromiso de amor al prójimo.
La Misa se realiza en el Galle Face Green de Colombo ante más de 600.000 fieles según fuentes cercanas, y comenzó con el rito de canonización, en el que el Obispo de Kandy (Sri Lanka),  Mons. Joseph Vianney Fernando, pide al Santo Padre que se proceda a la canonización del misionero del Oratorio de San Felipe Neri.
Acto seguido, el Arzobispo de Goa y Damao (India), Mons. Felipe Neri Antonio Sebastián del Rosario, presentó una breve biografía del hasta entonces beato. Así, tras las letanías de los santos, el Papa Francisco proclamó santo al P. José Vaz.
Durante la Misa, la Primera Lectura, el Salmo Responsorial, el canto previo al Evangelio, el Evangelio mismo y las peticiones fueron leídos en cingalés, el idioma oficial de Sri Lanka junto al tamil.
Respondió al mandato de Cristo
En su homilía, el Papa Francisco destacó el celo apostólico del nuevo santo, quien como muchos misioneros, “respondió al mandato del Señor resucitado de hacer discípulos de todas las naciones”, con sus palabras y más “con el ejemplo de su vida”.
“En San José Vaz vemos un signo espléndido de la bondad y el amor de Dios para con el pueblo de Sri Lanka”, así como un estímulo para perseverar, crecer en santidad y testimoniar el Evangelio.
Francisco recordó que en aquel tiempo los católicos eran perseguidos y esto llevó al sacerdote a vestir como mendigo y ejercer sus funciones de manera secreta. “Sus desvelos dieron fuerza espiritual y moral a la atribulada población católica”.
Asimismo, destacó su servicio a los enfermos, sobre todo durante una epidemia de viruela en Kandy, “fue tan apreciada por el rey que se le permitió una mayor libertad de actuación” y llegar a otras partes de la isla. “Se desgastó en el trabajo misionero y murió, extenuado, a la edad de cincuenta y nueve años, venerado por su santidad”.
En su homilía, el Papa afirmó que el nuevo santo es modelo para los cristianos por muchas razones, pero quiso centrarse en tres razones principales. La primera, indicó, es que fue un sacerdote ejemplar. “Los animo a encontrar en San José Vaz una guía segura. Él nos enseña a salir a las periferias, para que Jesucristo sea conocido y amado en todas partes”, expresó a los sacerdotes y religiosos que trabajan en Asia.
Asimismo, San José Vaz es “ejemplo de sufrimiento paciente a causa del Evangelio, de obediencia a los superiores, de solicitud amorosa para la Iglesia de Dios”. Explicó que pese a las persecuciones y a que los católicos son una minoría, gracias a que constantemente estuvo unido “al Señor crucificado en la oración, llegó a ser para todas las personas un icono viviente del amor misericordioso y reconciliador de Dios”.
“En segundo lugar, San José Vaz nos muestra la importancia de ir más allá de las divisiones religiosas en el servicio de la paz. Su amor indiviso a Dios lo abrió al amor del prójimo” sin hacer “distinción de raza, credo, tribu, condición social o religión”. “Lo único que pide a cambio es libertad para llevar a cabo su misión. La libertad religiosa es un derecho humano fundamental”, afirmó.
“Como la vida de San José Vaz nos enseña, el verdadero culto a Dios no lleva a la discriminación, al odio y la violencia, sino al respeto de la sacralidad de la vida, al respeto de la dignidad y la libertad de los demás, y al compromiso amoroso por todos”, señaló.
En tercer lugar, Francisco afirmó que San José Vaz es ejemplo de celo misionero. “A pesar de que llegó a Ceilán para ayudar y apoyar a la comunidad católica, en su caridad evangélica llegó a todos. Dejando atrás su hogar, su familia, la comodidad de su entorno familiar, respondió a la llamada a salir, a hablar de Cristo dondequiera que fuera”.