Esta legislatura, a punto de finalizar, ha resultado ser de nuevo una nueva oportunidad perdida para cumplir con nuevos proyectos que Picanya necesita desde hace años. El PSOE de Almenar se quedó en el 50% del programa con el que se presentó a las elecciones de 2011.

A dos meses de la cita con las urnas, Almenar trabaja rápido y mal en proyectos muy visuales pero lejos de cubrir los objetivos que deberían cumplir. Es el caso de las obras de algunas calles emblemáticas de la localidad, como la Calle Colón, que ha recibido más criticas que reconocimientos: se pierde anchura de la calle y ha aumentado el riesgo de inundaciones en algunas de las casas de la zona por una pavimentación sin previsión.

Asimismo, lo que más destaca es que muchos de los grandes proyectos planteados por el PSOE en su programa electoral no se han cumplido: es el caso de la construcción de Viviendas de Protección Oficial, que hoy en día resultan del todo insuficientes dadas las necesidades reales de los jóvenes, que ante el precio desorbitado que alcanza la alternativa de Almenar, la vivienda de renta libre, se han visto obligados a vivir en otras localidades donde la vivienda es más asequible o existe más oferta de VPO.

Asimismo tampoco se ha cumplido con la creación de una programación variada y un espacio propio para los jóvenes. Y el gran fracaso de la legislatura ha sido la finalización de la Residencia de Mayores, en pleno estado de abandono y que ha servido a los vándalo para practicar juegos paramilitares.

No sólo son los proyectos sin cumplir, sino que además Almenar no ha cumplido con los compromisos básicos con los vecinos: potenciar el empleo. Picanya está en la actualidad a la cola de la creación de empleo en toda la comarca, incumpliendo de pleno su programa: ni apoyo a la formación, ni a las nuevas tecnologías, ni a la creación de nuevas empresas ni al pequeño comercio.

Otro de los puntos que para el PP resulta indignante es la promesa de fomentar la participación ciudadana. La “integración de vecinos y vecinas” de la que habla su último programa resulta otra de las enésimas utopías de Almenar, puesto que sigue siendo incapaz de mostrar una actitud abierta a las propuestas de la oposición, continúa anclado en su sillón de alcalde sin pisar la calle y su totalitarismo está instalado en su estilo político desde hace tiempo: sesgo de los videos del pleno municipal, boletines informativos municipales electoralistas pagados con dinero público o la falta de respuesta a multitud de preguntas planteadas por el Grupo Popular son sólo algunos ejemplos.

Llegados casi al final de la legislatura, y analizando el contrato que Almenar firmó con sus vecinos a través de su programa electoral, queda en evidencia que no cumple con sus compromisos y que falta ilusión por construir una nueva Picanya, en la que quepan todos los vecinos y vecinas independientemente de su ideología política y sus opiniones.