Shahzard y Shama, de 32 y 30 años de edad respectivamente, pidieron a Yusuf Gujar,  dueño de la fábrica de ladrillos en la que trabajaban, el abono de varios meses de salario impagados. Pero el amo musulmán no estaba dispuesto a tolerar semejantes osadías provenientes de unos cristianos, por lo que, con la ayuda de los imanes del lugar, los acuso de haber quemado un ejemplar del Corán.

El día 2 de noviembre, marido y mujer fueron encerrados en la fábrica. Dos días más tarde, los imanes, utilizando los altavoces de los minaretes, anunciaron que dos cristianos eran reos del delito de blasfemia. La llamada congregó frente a la fábrica a unos 3.000 musulmanes que, llenos de furor, sacaron violentamente del edificio a  Shahzard y Shama para lincharlos. Los congregados, al grito de “Alá es grande” y “matemos a todos los choudras”, golpearon a los dos “blasfemos” sin piedad, les rompieron las piernas…”para que no pudieran escapar” y, finalmente, los lanzaron a un horno. De Shahzard y Shama únicamente han quedado algunos trozos de huesos.

Mientras que la muchedumbre daba muerte a los esposos, los policías presentes en el lugar de los hechos permanecían impasibles los imanes seguían clamando venganza desde las mezquitas y los residentes cristianos huían aterrorizados temiendo ser víctimas de una