Doscientas mujeres han levantado el último fin de semana en Valencia, a pesar del mal tiempo y la lluvia intermitente, una falla de cerca de 17 metros de alto. La han hecho "a tombe", es decir, de manualmente, con la fuerza de 200 mujeres, la mayoría de ellas atacadas por el letal cáncer de mama.
La finalidad de la iniciativa de la Falla Palleter-Erudito Orellana, que se ha levantado con fuerza de concurso, es rendir tributo a las mujeres que padecen la enfermedad y ser una voz alzada de las necesidades en investigar tal patología.
Las fallas son un Patrimonio de la Humanidad, por lo que es un orgullo, pero también es una responsabilidad. Ha llegado la hora de plantearse qué podemos lograr desde las Fallas por el mundo", dijo Paz Moreno, delegada de Solidaridad de la Falla Palleter–Erudit Orellana, una comisión de barrio, que cuenta con 160 falleros registrados, un tercio de ellos son menores, que en este año celebran su 50 aniversario.
El responsable de construir el monumento ha sido el artista Manolo García, el creador de la Falla del Ayuntamiento los cuatro años últimos. Este singular ejercicio se había planeado un año sabático hasta que llego un correo lleno de mucha ambición e ideas. La comisión propuso plantar al mismísimo Palleter, que es el personaje popular que encabezo la revuelta contra los ejércitos napoleónicas en Valencia y que da nombre a tal falla, como icono de esta nueva cruzada del siglo XXI en contra del cáncer más frecuente y letal entre las mujeres. Esta vez, dijo García, no iba a plantar solo una falla, sino "la esperanza".
La imagen es toda de madera y el artífice ha remplazado la bandera que el Palleter alza en su imagen más representativa por un gran lazo color rosa y descansa sobre un microscopio, símbolo representativo de la investigación científica, y un globo del mundo que representan la lucha sin fronteras contra la enfermedad.
En los días de Fallas hasta que la fiesta concluye el 19 de marzo con la llamada cremà están programados talleres que tratan de nutrición y formas de tratar la enfermedad en mujeres afectadas, animación lectora para los niños y presentación de diversos libros. El 18, el globo del mundo de la falla, que se puede ver por dentro, se transformara en un hospital para ositos de peluche en donde todos los niños vendrán a curar a sus pequeñas mascotas como una manera de desdramatizar el proceso, en donde los niños mantendrán un protagonismo destacado.